La noción de rizoma es uno de los últimos principios de organización que produjo la metafísica occidental. Como tal, exhibe una profunda originalidad, y al mismo tiempo es inseparable de su historia. ¿Cómo se distingue de otros principios de organización, como la clásica arborescencia, cuya imagen también proviene del mundo vegetal, o del organismo, que no deja de pertenecer al universo de lo viviente? ¿Qué diferencias presenta con el mecanismo, cuyo modelo proviene en cambio de las producciones humanas, o del aparato, tan útil para la ciencia psicoanalítica? Una breve historia de estas nociones permitirá, no solo determinar la singularidad del concepto de rizoma, sino también rastrear sus múltiples aplicaciones y –al ser tantas– reflexionar también sobre una cierta universalidad a la que todo principio de orden parece aspirar.