Pareciera que en el mundo actual ya no hay héroes, o al menos no como los de las epopeyas de Homero o las gestas medievales. ¿A dónde fueron a parar los héroes? A través de un recorrido por las figuras más canónicas de la literatura occidental, Bernardo Ainbinder nos invita a observar las distintas modulaciones que adopta el héroe, no para apresarlo en una definición única, sino para observar su diversidad y reflexionar sobre su forma actual.
Literatura
Literatura
Historia
Historia
Tras las huellas del héroe
¿Ya no hay héroes? Un viaje filosófico-literario que arranca en la Grecia de Homero, hace casi tres mil años, y llega hasta Seinfeld y Kurt Vonnegut, pasando por el Quijote y Moby Dick, por Batman y Leopold Bloom.
Pareciera que en el mundo actual ya no hay héroes, o al menos no como los de las epopeyas de Homero o las gestas medievales. ¿A dónde fueron a parar los héroes? A través de un recorrido por las figuras más canónicas de la literatura occidental, Bernardo Ainbinder nos invita a observar las distintas modulaciones que adopta el héroe, no para apresarlo en una definición única, sino para observar su diversidad y reflexionar sobre su forma actual.
Tabla de contenido
1. ¿Qué es un héroe?
11 min
Sin pretender encerrar la respuesta a esta pregunta en una definición única, Bernardo Ainbinder propone recurrir a dos criterios para enfrentar el problema: un héroe es una personalidad destacada que sobresale por su coraje, valentía u otras cualidades extraordinarias, y un héroe es el personaje principal de una obra literaria. Estos criterios, sin embargo, no son independientes. A lo largo de la historia, se combinan de formas variables para en cada caso poner de manifiesto una figura distinta del héroe.
2. El modelo homérico: el héroe y el kleós
17 min
La historia del héroe empieza con los relatos del siglo IX a.C. atribuidos a Homero: la Ilíada y la Odisea. Allí, a través de la figura de Aquiles por ejemplo, reconocemos un héroe que posee características extraordinarias y que en particular es capaz de darle sentido a la vida y alcanzar la gloria. Así, este momento fundacional ofrece una primera combinación de los criterios presentados en la introducción: si la vida del héroe merece ser el objeto de un relato, es porque el héroe presenta características extraordinarias.
3. “Ya no necesitamos un Homero”
17 min
La Grecia clásica presenta una segunda figura del héroe: la que encontramos no en los relatos épicos de Homero, sino en las tragedias de Sófocles. Allí, Antígona o Agamenón no muestran características excepcionales como Aquiles (coraje, fuerza o valentía). Si los héroes de Sófocles son héroes, es porque representan un colectivo, un pueblo o un conjunto de valores, y más precisamente el conflicto irresoluble que los distintos sistemas de normas pueden generar en el seno de un mismo individuo.
4. La bruja y el guerrero piadoso
19 min
En cierto sentido, la figura romana del héroe opera una síntesis de las dos figuras de la Grecia clásica. Eneas, como Aquiles, también posee características extraordinarias. Pero como Antígona o Agamenón, al mismo tiempo actúa en representación de un pueblo, y por eso el relato de sus hazañas, la Eneida, puede funcionar como el mito de la fundación de Roma.
5. Sobre héroes y monstruos
18 min
El héroe presenta varias diferencias con sus antecesores clásicos: encarna unívocamente el Bien (y no un conflicto entre valores), es una ficción completa (y no remite a hechos o mitos conocidos por todos) y en vez de sumar éxitos y salir siempre victorioso, tarde o temprano es derrotado. Pero la mayor diferencia es que asume el sinsentido de la existencia. Esto no lo detiene, sin embargo. Al contrario, contribuye a construir la paradoja que lo caracteriza: el héroe medieval, asumiendo el irrevocable sinsentido de la existencia, emprende sus aventuras como si fuese posible revertirlo.
6. El heroísmo como locura
17 min
La época moderna se caracteriza por la progresiva desaparición del héroe, o del héroe tal como era conocido. El héroe es expulsado de la realidad a la ficción, ya no puede ser objeto de la alta literatura –a lo sumo de la mala–, y quien se cree un héroe sólo puede hacer el ridículo o ser considerado como un loco. Eso es exactamente el Quijote. Pero no únicamente. Don Alfonso Quijano no sólo hace reír, no sólo intriga. Un hombre común y corriente, que a pesar de todas las razones para ser un escéptico, cree en el mundo, también inspira ternura y piedad, y ciertamente justifica un relato sobre a él. Eso es la novela de Cervantes, la novela fundacional de la época moderna: la prueba literaria de que ante la desaparición del héroe, lo necesitamos más que nunca.
7. El héroe sin atributos
18 min
Para mediados del siglo XIX y sobre todo para el siglo XX, la desaparición del héroe como una personalidad con atributos extraordinarios ya está consumada. En la época contemporánea, el héroe o bien es alguien absolutamente singular, casi un excéntrico (como el capitán Ahab o Emma Bovary), o bien una función, un sujeto anónimo fundido con su rol social (como Josef K.). En otras palabras, cualquiera puede ser un héroe, pero siempre y cuando se sepa cómo mirarlo.
8. La carta robada
19 min
¿De qué modo mirar a alguien para que sea un héroe? ¿Las celebrities, los famosos, los grandes atletas son héroes? Ciertamente a veces pueden compartir algunos de sus rasgos. Sin embargo, la mirada que constituye a unos y a otros no es la misma. La mirada que constituye a celebrities y famosos es una mirada de reconocimiento: confirma su estatus y que hicieron de modo sobresaliente lo que tenían que hacer. La mirada que constituye al héroe, en cambio, es distinta: descubre a un individuo absolutamente particular que se construyó a sí mismo afirmando su singularidad, muchas veces contra lo que se esperaba de él. Por eso la literatura, que educa la mirada de modo tal que podamos ver en cada cosa lo que tiene de único, es un dispositivo que nos enseña a ver héroes, en todos lados y al por mayor, aunque no cualquiera pueda ser uno.
Docente
Otros contenidos que te pueden interesar
Literatura
Literatura
Historia
Historia