Liberalismo clásico, neoliberalismo, ordoliberalismo, libertarismo, paleolibertarismo: el liberalismo parece tener mil caras. ¿Cómo definirlo entonces? A lo largo de un recorrido histórico y conceptual, Luis Diego Fernández nos muestra que el liberalismo, no constituye sólo una teoría económica, sino que consiste en una tradición filosófica rica, diversa y vital, y que, en sus inicios al menos, lejos de promover un individualismo egoísta, se origina en una búsqueda de la tolerancia, el respeto, la justicia y la igualdad.
¿Qué es el liberalismo?
Un recorrido histórico-conceptual por una tradición intelectual tan citada como tergiversada en el debate actual.
Liberalismo clásico, neoliberalismo, ordoliberalismo, libertarismo, paleolibertarismo: el liberalismo parece tener mil caras. ¿Cómo definirlo entonces? A lo largo de un recorrido histórico y conceptual, Luis Diego Fernández nos muestra que el liberalismo, no constituye sólo una teoría económica, sino que consiste en una tradición filosófica rica, diversa y vital, y que, en sus inicios al menos, lejos de promover un individualismo egoísta, se origina en una búsqueda de la tolerancia, el respeto, la justicia y la igualdad.
Tabla de contenido
1. Introducción: ¿cómo vivir juntos?
6 min
Una imagen algo ingenua del liberalismo, pero que no obstante recorre toda nuestra cultura, lo presenta como una teoría económica basada en la mano invisible del mercado y la búsqueda, por parte del individuo, del beneficio propio en detrimento de los demás. Sin embargo, en el siglo XVII, el liberalismo surge como una reacción a las muertes producidas por las guerras de religión y a los abusos de la monarquía absoluta. Es decir, surge como una reacción a la intolerancia y la arbitrariedad, y por lo tanto como una voluntad de aceptar nuestras diferencias y evitar la violencia.
2. Tolerancia, derechos individuales y propiedad
8 min
En su forma clásica, es decir, en la filosofía que desarrolla John Locke en el siglo XVII, el liberalismo encuentra su piedra fundacional en el concepto de propiedad. Sin embargo, no hay que concebir la propiedad como un exceso de riquezas o un conjunto de bienes lujosos. La propiedad consiste más bien en los bienes inalienables, como nuestro cuerpo, y el fruto de nuestro trabajo. Constituyen los derechos naturales, y el Estado, producto de un pacto, está destinado a protegerlos.
3. Simpatía, interés personal y mercado
12 min
La principal diferencia entre el liberalismo de David Hume y el liberalismo de John Locke, consiste en que Hume, en vez de pensar la sociedad a partir de un pacto que nos compromete a ciertas obligaciones, la piensa como una asociación para satisfacer instintos y necesidades. En otras palabras, la simpatía se sustituye a la propiedad, y si Adam Smith y John Stuart Mill pueden decirse continuadores del liberalismo de Hume, es porque no van a renunciar a esta simpatía como motor social. El mercado, a veces demonizado, es en este caso concebido como una mecánica de intercambios voluntarios para beneficio mutuo, en la que el interés personal no excluye la preocupación por el otro, ni meramente coexiste con ella, sino que la presupone.
4. ¿Deber o utilidad?
9 min
Tal vez sea en el llamado liberalismo utilitarista de Johmn Stuart Mill donde podamos apreciar toda la amplitud del liberalismo. A diferencia del kantiano, que se basa en el deber, el liberalismo de Mill se basa en la utilidad. Simplemente, esta utilidad no se reduce a ventajas materiales, contables y rentables, sino que corresponde a todo aquello capaz de producir satisfacciones de toda índole, siendo incluso las espirituales e intelectuales las más importantes.
5. ¿Qué es el “neoliberalismo”?
11 min
En pocas palabras, el neoliberalismo consiste en la adaptación del liberalismo clásico a los problemas y desafíos del siglo XX. Pero si de Locke a Mill es difícil asignar una unidad al liberalismo clásico y tal vez convenga hablar de “liberalismos”, también es difícil asignarle una unidad al neoliberalismo. En efecto, el llamado neoliberalismo admite al menos tres variantes: el ordoliberalismo de la escuela de Friburgo, el neoliberalismo de la Escuela austríaca y el neoliberalismo de la Escuela de Chicago. Sin embargo, ya sea que una de estas corrientes limite el rol del Estado únicamente a organizar las reglas del mercado, ya sea que otra le asigne funciones de asistencia social, es posible encontrar en todas ellas un denominador común: ninguna de las variantes del neoliberalismo propone eliminar el Estado.
6. Los dos liberalismos: igualitarios vs. libertarios
8 min
Si bien desde sus orígenes hasta la aparición del neoliberalismo el debate en relación a la justicia social nunca estuvo ausente en la tradición liberal, las preguntas concernientes a la igualdad de oportunidades y posibilidades para desarrollarlas son lo que distingue a los liberalismos de la década del ’70 en los EEUU y les dan, a cada uno de ellos, su identidad. Para el llamado liberalismo igualitario, la justicia consiste sobre todo en la igualdad de oportunidades y la libertad consiste en ser libre para ejecutarlas, mientras que para el llamado liberalismo libertario, la justicia consiste más que nada en la posibilidad de disponer de lo propio y, la libertad, en la ausencia de interferencias.
7. La revolución libertaria
12 min
El libertarismo tiene una fecha y lugar de nacimiento precisos: 1971, en EEUU, donde se funda el Partido libertario. Tal vez muchos de sus rasgos resulten familiares, como su concepción puramente negativa de la libertad, el principio de no agresión y la consideración según la cual toda intervención en la vida privada es inmoral. Pero quizá algunas de sus variantes y alianzas los resulten menos, como su alianza con la New Left para combatir el imperialismo y la guerra de Vietnam.
8. Populismos de derecha: ¿un liberalismo anti-liberal?
6 min
En la actualidad, vemos al liberalismo y al libertarismo volverse el slogan común de partidos de ultraderecha y tendencias reaccionarias que, en sus formas más extremas, promueven el racismo, la xenofobia, la homofobia o la misoginia. Sin embargo, al término de este recorrido por las distintas variantes del liberalismo, de los valores que le dieron su origen y parecen inseparables de su identidad más allá de sus múltiples formas, es posible preguntarse hasta qué punto estos partidos y tendencias son efectivamente liberales. Pero mucho más importante, se puede preguntar hasta qué punto, renunciando a la tolerancia, el respeto y la igualdad, que forman parte de los cimientos de la tradición liberal y que por momentos hoy parecen desatendidos, la vida en comunidad es posible.